Gestión de Los Residuos de Construcción y Demolición (RCD)

Cuando una construcción llega al fin de su vida útil, tiene que demolerse, generando unos residuos que se denominan “Residuos de Construcción y Demolición”, a los que conocemos como RCD.

Estos residuos también se generan durante la fase de ejecución de obra nueva o en las operaciones de mantenimiento y rehabilitación, total o parcial, de obras ya ejecutadas y en uso.

Existe una legislación específica que regula los RCD, estableciendo una clasificación para ellos y el régimen jurídico de la producción y gestión de los residuos de construcción y demolición, con el fin de fomentar, por este orden, su prevención, reutilización, reciclado y otras formas de valorización.

Real Decreto 105/2008, de 1 de febrero, Decreto 200/2004, de 1 de octubre de la CV  

Las competencias sobre el control de su producción y su gestión corresponden a las Comunidades Autónomas, y su gestión varía dependiendo de si se clasifican como RCD domiciliaros o RCD industriales.

La adecuada gestión de estos residuos es muy importante, ya que generan un problema ambiental con contaminación de suelos y acuíferos y el deterioro paisajístico que suponen los vertederos incontrolados.

En la práctica, los residuos de construcción y demolición que son procesados para su reciclaje incluyen una variada serie de materiales, entre los que se encuentran productos cerámicos, residuos de hormigón, material asfáltico y, en menor medida, otros componentes como madera, vidrio, plásticos, etc.

El reciclado de residuos de construcción y demolición permite maximizar los recursos disponibles reduciendo el consumo de recursos naturales, reduce la materia prima que recoger, transformar y transportar, reduciendo la energía consumida en el proceso. El objetivo es desviar los RCD del camino al vertedero y que permanezcan el mayor tiempo posible en el ciclo productivo.

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